FERNANDO G. MURIEL
El festejo de rejones de San Vitorino Mártir ha visto triunfar a los rejoneadores Hermoso de Mendoza, Joao Moura y Roberto Armendáriz, si bien el estellés, con tres apéndices ha sido al gran triunfador de la tarde, que como en la corrida de inauguración, volvió a llenar los tendidos del nuevo coso arevalense. En el primero, el peor de la tarde, Joao Moura, poco pudo hacer ya que el toro no se fijaba mucho, por lo que tuvo que tuvo que emplearse a fondo en la lidia, lo que le fue premiado con una oreja. Estuvo bien con los castigos, animado en las banderillas y mató de un rejonazo.
En el cuarto toro del festejo, con un toro bastante mejor realizó una buena faena que agradó al público en todas las suertes y que la presidencia le premió con un apéndice que le hacía salir por la puerta grande.
Pablo Hermoso de Mendoza, un día después de su apoteósico triunfo en Pamplona se mantuvo fiel a su valentía. Demostró que el número uno no es un premio a su nombre realizando unos lances magistrales al segundo de la tarde, con quién se encontró cómodo en castigos, y banderillas, tanto largas como cortas, llevándole a matar a los medios donde de un rejonazo le quitó la vida, siendo premiado con dos orejas. El toro fue premiado con una vuelta al ruedo.
Pablo Hermoso de Mendoza, un día después de su apoteósico triunfo en Pamplona se mantuvo fiel a su valentía. Demostró que el número uno no es un premio a su nombre realizando unos lances magistrales al segundo de la tarde, con quién se encontró cómodo en castigos, y banderillas, tanto largas como cortas, llevándole a matar a los medios donde de un rejonazo le quitó la vida, siendo premiado con dos orejas. El toro fue premiado con una vuelta al ruedo.
En el quinto de la tarde mostró su mejor toreo, ese mismo que le permitió conseguir ayer los tres trofeos en la capital navarra. Cómodo con el astado le cuajó una faena que rozó la perfección tanto en los rejones de castigo del primer tercio como con las banderillas, poniendo al respetable en pié. Sólo su bajonazo en la muerte, aunque certera le impidió aumentar el número de trofeos con lo que se quedó con una sola oreja,a aunque el público pedía no sólo la segunda, sino el rabo, por lo que el presidente recibió una sonora pitada.
El joven Roberto Armendáriz, triunfador del año pasado, consiguió también cuajar una buena faena en el tercero de la tarde que le fue premiada con una oreja, demostrando las ganas en los rejones y las banderillas, y matando con acierto.
En el que cerraba la corrida, demostró sus ansias de acompañar a sus compañeros en la Puerta Grande, demostrando sus ganas en los castigos, marcando bien las banderillas y toreando a caballo. Aunque le endosó un buen rejonazo de muerte, un certero descabello acabó con la vida del animal. Cerró el festejo con la segunda oreja.
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