FERNANDO G. MURIEL
Las organizaciones COAG y UPA denuncian la situación límite que atraviesan los productores de girasol en la región, que ven como uno de los cultivos históricos de Castilla y León puede generarles una ruina absoluta ante el sospechoso silencio de las industrias de facilitar el precio a pagar por la pipa cosechada.
Con unos rendimientos netamente inferiores a los de la campaña pasada, y cuando ya se ha recogido en torno al 80 % de la superficie cultivada en la comunidad autónoma, sigue sin conocerse en la mayoría de las ventas el precio que se pagará por un girasol de máxima calidad debido a la escasez de lluvias que han caído a lo largo de la campaña. Sólo en casos excepcionales se están fijando precios en partidas concretas a 0,21 céntimos por kilo.
UPA y COAG denuncian que estamos ante una situación límite para los productores, que por los precedentes de Andalucía temen como los precios que se les va a pagar no se corresponde en absoluto con el coste de producción del cultivo, y cuando por otro lado una de las empresas más fuertes del mercado como es Koipe sigue sin entrar en el mercado nacional y por lo tanto sin comprar la pipa que se produce en nuestra región.
Ante las habituales prácticas que se vienen realizando de importar aceite crudo foráneo, y con la llegada a los puertos nacionales de ingentes cantidades del mencionado producto desde hace semanas, COAG y UPA vuelven a insistir en reclamar a las administraciones competentes que realicen inspecciones muy rigurosas, ya que la calidad del producto estaría en el límite de los parámetros exigidos.
Ambas oprganizaciones reclaman que al igual que en nuestro país se cumplen compromisos exhaustivos para sacar al mercado pipas de máxima calidad, también se deben llevar a cabo controles en la frontera para velar por la calidad alimentaria, dado que este aceite crudo importado después se vende a envasadores mezclándolo con otros aceites sin ningún tipo de identificación.
Por este motivo COAG y UPA solicitan máxima transparencia, así como la obligación de que toda mercancía que entre por los puertos españoles quede claramente identificada y etiquetada para que el consumidor conozca de primera mano su procedencia y decida en consecuencia qué tipo de aceite consume.
Las organizaciones COAG y UPA denuncian la situación límite que atraviesan los productores de girasol en la región, que ven como uno de los cultivos históricos de Castilla y León puede generarles una ruina absoluta ante el sospechoso silencio de las industrias de facilitar el precio a pagar por la pipa cosechada.
Con unos rendimientos netamente inferiores a los de la campaña pasada, y cuando ya se ha recogido en torno al 80 % de la superficie cultivada en la comunidad autónoma, sigue sin conocerse en la mayoría de las ventas el precio que se pagará por un girasol de máxima calidad debido a la escasez de lluvias que han caído a lo largo de la campaña. Sólo en casos excepcionales se están fijando precios en partidas concretas a 0,21 céntimos por kilo.
UPA y COAG denuncian que estamos ante una situación límite para los productores, que por los precedentes de Andalucía temen como los precios que se les va a pagar no se corresponde en absoluto con el coste de producción del cultivo, y cuando por otro lado una de las empresas más fuertes del mercado como es Koipe sigue sin entrar en el mercado nacional y por lo tanto sin comprar la pipa que se produce en nuestra región.
Ante las habituales prácticas que se vienen realizando de importar aceite crudo foráneo, y con la llegada a los puertos nacionales de ingentes cantidades del mencionado producto desde hace semanas, COAG y UPA vuelven a insistir en reclamar a las administraciones competentes que realicen inspecciones muy rigurosas, ya que la calidad del producto estaría en el límite de los parámetros exigidos.
Ambas oprganizaciones reclaman que al igual que en nuestro país se cumplen compromisos exhaustivos para sacar al mercado pipas de máxima calidad, también se deben llevar a cabo controles en la frontera para velar por la calidad alimentaria, dado que este aceite crudo importado después se vende a envasadores mezclándolo con otros aceites sin ningún tipo de identificación.
Por este motivo COAG y UPA solicitan máxima transparencia, así como la obligación de que toda mercancía que entre por los puertos españoles quede claramente identificada y etiquetada para que el consumidor conozca de primera mano su procedencia y decida en consecuencia qué tipo de aceite consume.
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