A partir de las nueve y media de la noche se reanuda el XII Certamen de Teatro de Aficionados "Ciudad de Arévalo" En esta ocasión, el turno es para la compañía vallisoletana "Teatro Arcón de Olid" que pone en escena la obra de Miguel Mihura "Carlota".
Teatro Arcón de Olid nace en Valladolid en la primavera del año 1996 y está formada por 18 personas, entre actores y técnicos que proceden en la mayoría de los casos de diferentes agrupaciones teatrales o de ambientes relacionados con el Teatro. La calidad de sus trabajos viene avalada por los más de 40 galardones y menciones obtenidos a lo largo de estos ocho años en los Certámenes de Teatro más prestigiosos de España con todas las obras que ha presentado hasta el momento.
Esta ha sido la seña de identidad de la compañía. Una forma de hacer que ha dado sus frutos, ya que si algo le ha caracterizado es su diversidad de estilos, siempre, eso sí, enmarcando su labor en el teatro de Sala. Desde el mes de septiembre de 2000, es Juan Casado el director artístico de la compañía. Vinculado al teatro desde muy joven, ha realizado cursos de Teatro Clásico, interpretación, dirección artística y gestión de artes escénicas, y ha asistido a diferentes congresos y encuentros teatrales. Es, además, vocal de la Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid.
La calidad de sus trabajos viene avalada por los más de 40 galardones y menciones obtenidos a lo largo de estos ocho años en los Certámenes de Teatro más prestigiosos de España con todas las obras que ha presentado hasta el momento.
Teatro Arcón de Olid nace en Valladolid en la primavera del año 1996 y está formada por 18 personas, entre actores y técnicos que proceden en la mayoría de los casos de diferentes agrupaciones teatrales o de ambientes relacionados con el Teatro. La calidad de sus trabajos viene avalada por los más de 40 galardones y menciones obtenidos a lo largo de estos ocho años en los Certámenes de Teatro más prestigiosos de España con todas las obras que ha presentado hasta el momento.Esta ha sido la seña de identidad de la compañía. Una forma de hacer que ha dado sus frutos, ya que si algo le ha caracterizado es su diversidad de estilos, siempre, eso sí, enmarcando su labor en el teatro de Sala. Desde el mes de septiembre de 2000, es Juan Casado el director artístico de la compañía. Vinculado al teatro desde muy joven, ha realizado cursos de Teatro Clásico, interpretación, dirección artística y gestión de artes escénicas, y ha asistido a diferentes congresos y encuentros teatrales. Es, además, vocal de la Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid.
La calidad de sus trabajos viene avalada por los más de 40 galardones y menciones obtenidos a lo largo de estos ocho años en los Certámenes de Teatro más prestigiosos de España con todas las obras que ha presentado hasta el momento.
De las llamadas “obras de la Segunda Época” de Miguel Mihura, Carlota (estrenada en 1957) es una comedia policíaca de humor negro. Charlie Barrington se encuentra en la calle, junto a su casa, hablando con el sargento Harris, mientras esperan al detective Douglas Hilton. Escuchan a Carlota, la esposa de Charlie, tocar el piano dentro de la casa. Al llegar el detective, llaman a la puerta, pero la tardanza de Carlota en abrir les preocupa y fuerzan la puerta. Al entrar la encuentran muerta. Pero nadie salió ni entró a la casa, ellos estaban abajo ¿Quién mató a Carlota y cómo lo hizo?
Tras esta breve sinopsis se encuentra una de las obras menos conocidas del dramaturgo Miguel Mihura, esta comedia que podríamos clasificar de intriga, y que unida a “La Decente”, ponen de manifiesto el dominio del suspense del escritor.Ambientada en Londres en el año 1900, donde imperaba la moral victoriana, Carlota es más bien todo lo contrario: morbo, celos, adulterio, pero sobre todo veneno, mucho veneno.
Tras esta breve sinopsis se encuentra una de las obras menos conocidas del dramaturgo Miguel Mihura, esta comedia que podríamos clasificar de intriga, y que unida a “La Decente”, ponen de manifiesto el dominio del suspense del escritor.Ambientada en Londres en el año 1900, donde imperaba la moral victoriana, Carlota es más bien todo lo contrario: morbo, celos, adulterio, pero sobre todo veneno, mucho veneno.
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