jueves, 2 de julio de 2009

La Unión de Consumidores de Arévalo y Comarca informa sobre el proceso de liberalización del Suministro Eléctrico

FERNANDO G. MURIEL
A partir del 1 de julio de 2009 se producirá la liberalización del sector eléctrico que afectará a todos los consumidores domésticos (a estas fechas posiblemente ya hayan recibido una carta de su distribuidora de energía eléctrica comunicándoselo). Este cambio supondrá importantes novedades para los consumidores, no sólo en cuanto a la creación de un nuevo mercado que tendrá impacto –en teoría- en el precio de la electricidad, sino también en cuanto a la relación de los usuarios con las compañías eléctricas.
Se ha creado la llamada “Tarifa de Último Recurso” o TUR. Esta tarifa será la única regulada por la administración, y a ella pasarán automáticamente todos los usuarios domésticos con potencia contratada inferior a 10kW, siempre y cuando no indiquen lo contrario.
La otra posibilidad sería pasar al mercado liberalizado, una opción a la que están abocados los usuarios con una potencia contratada superior a los 10kW.
De momento, las compañías eléctricas no están realizando ofertas comerciales interesantes para los consumidores que deseen pasarse al mercado libre. Por este motivo, UCE recomienda a los usuarios no emprender ninguna gestión. Esto supone que el 1 de julio pasarán automáticamente a la Tarifa de Ultimo Recurso (TUR), lo cual no implica, en principio, ningún riesgo de pérdida del servicio .
La gestión de la llamada “Tarifa de Ultimo Recurso” TUR ha sido asignada por el Gobierno a cinco comercializadoras de último recurso (CUR) (Endesa, Iberdrola, U. FENOSA, HC y Eon).
Este es otro de los cambios importantes en el mercado: la relación entre el usuario y el sistema eléctrico se hará a través de las llamadas empresas comercializadoras, que serán diferentes de las empresas distribuidoras (las responsables de llevar la electricidad al domicilio de los usuarios).
La comercializadora será la responsable de tramitar el contrato de acceso, expedir las facturas, gestionar reclamaciones, altas, bajas, etc. Las distribuidoras se encargarán de hacer la lectura de los contadores o solventar las averías. Ambas empresas pueden pertenecer al mismo grupo empresarial o no, es decir, una empresa suministradora “X” hace llegar la electricidad al domicilio del usuario, pero la comercializadora –que le expide las facturas- puede pertenecer a otro grupo empresarial.
En esto va a decidir el usuario, ya que podrá elegir la comercializadora que ofrezca una tarifa más acorde a su consumo. (De ahí la importancia que va a tener el estudio y consulta de las diferentes ofertas que existan en el mercado). En el mercado libre, el usuario podrá elegir entre una veintena de comercializadoras.
Ante el paso al mercado liberalizado, el usuario debe tener en cuenta que las ofertas y tarifas que aparezcan le pueden beneficiar siempre y cuando realice un análisis y comparación exhaustivo. Salvando las distancias, puede realizarse un claro paralelismo con lo que sucede en el mercado de las telecomunicaciones. Pero habrá diferencias, un aspecto fundamental a considerar es que los descuentos que se anuncien no tienen por que aplicarse a la totalidad del importe de la factura. En el precio de lo que el usuario paga en el recibo de la luz están contenidos los costes de producción, los peajes de acceso (el precio de la distribución) y los costes comerciales (gestión). Los descuentos que se ofrezcan afectarán principalmente al precio del kilovatio consumido, pero no a otros costes que están incluidos en el precio final del recibo de la luz como la potencia contratada o el alquiler de equipos.
En estos costes está incluido además el llamado “déficit tarifario”. El Gobierno ha decidido acabar con este déficit que se corresponde a la cantidad que los usuarios “deben” a las compañías eléctricas, puesto que hasta ahora, supuestamente, hemos pagado la electricidad a un precio inferior a los costes de producción. Este déficit será un elemento fundamental en la configuración del precio de la electricidad en los próximos años (está previsto que esté liquidado en 2013) ya que determinará el precio de la TUR, pero también el precio de la electricidad en el mercado libre.
UCE recomienda, a partir del 1 julio el análisis de las diferentes tarifas que ofrezcan las comercializadoras. El estudio de ofertas y descuentos que ofrezcan por trasladar la contratación del suministro. Elegir el tipo de tarifa que más se ajuste a sus consumos eléctricos. No consume de la misma forma domicilio con una persona solo que una familia con hijos, no sólo en cuanto a nivel de consumo, también en cuanto a horarios, por ejemplo. El cobro de servicios adicionales, como por ejemplo por la lectura o el alquiler de los contadores. En algunos países europeos se aplican descuentos si el usuario acepta la realización de facturaciones basadas en lecturas estimadas.
También los posibles descuentos aplicados por compromisos de permanencia o por contratar con la compañía otros servicios energéticos, como el gas.
Hay que tener en cuenta además que los usuarios que permanezcan en la TUR se les seguirá aplicando la facturación mensual y lecturas cada dos meses, lo que supondrá que una de las facturas corresponda a lectura estimada. Sin embargo, una vez en el mercado libre será posible negociar con la compañía la forma de facturar.
Las empresas comercializadoras iniciarán a partir del 1 de julio campañas para la captación de clientes. Además de las ofertas que pongan a disposición de los usuarios, establecerán mecanismos para realizar el traspaso. Estas gestiones podrán realizarse en las oficinas que la compañía pueda tener en la localidad del usuario (aunque cada vez son menos). A partir de ahora entrarán en juegos otros sistemas de contratación: contratación telefónica, por internet o a través de comerciales. En este sentido, UCE recomienda ser muy cuidadosos con la información que se facilite a través de estos medios, ya que podrían producirse casos de slamming (habituales en el caso de las empresas de telecomunicaciones). Es decir, el usuario cede datos suficientes para que se realice un traspaso de comercializadora sin autorización del cliente.
Si el usuario recibe una llamada telefónica o la visita de un comercial que le invita a cambiar de compañía, UCE recomienda no facilitar datos a priori, analizar la información que se ofrezca y, una vez estudiada la oferta, ponerse en contacto personalmente con la empresa.
Independientemente de cómo se gestione la tramitación del nuevo contrato, la Unión de Consumidores aconseja formalizar por escrito la nueva contratación, solicitando que consten de esta forma todas las condiciones contractuales que regirán los derechos y obligaciones en la nueva relación usuario-comercializadora.
Las reclamaciones y gestiones administrativas deberán realizarse ante las compañías comercializadoras. Aunque la legislación contempla el derecho del usuario a ponerse en contacto también con la suministradora, en el caso de averías o incidencias del servicio. Lo cierto es que, tras la experiencia vivida en el sector de las telecomunicaciones, la liberalización provocó un incremento más que considerable de las reclamaciones de los usuarios.
La falta de oficinas físicas y la gestión a través de números telefónicos no han hecho otra cosa que entorpecer y reducir la calidad del servicio y la lentitud en la gestión de reclamaciones.
Además, genera cierta inquietud los casos en que la comercializadora pertenezca a un grupo diferente al de la empresa suministradora. La legislación contempla que esto no debe ser un impedimento para el consumidor, pero hasta que la liberalización no empiece a funcionar no sabremos realmente si en la práctica será así.
En estos casos hay que tener en cuenta que la liberalización del sector no supone una reducción de los derechos de los usuarios ni de la calidad del servicio, que debe quedar garantizada. Además, y como recomendación final, hay que recordar que esta reordenación del sector eléctrico tiene otro objetivo fundamental: racionalizar el consumo de energía, por lo que en el nuevo marco será fundamental ahorrar y economizar en nuestros consumos a través de pautas sencillas como el uso de bombillas de bajo consumo, aislando las viviendas, apagando las luces y los aparatos cuando no los estemos utilizando, o no dejando los electrodomésticos en standby. En definitiva, se ajustará el precio de la electricidad a nuestros hábitos de consumo, de forma que si queremos pagar menos, deberemos ahorrar más.
Desde UCE se considera que el nuevo escenario de liberalización del mercado eléctrico debe suponer exclusivamente una mayor competencia de la que los usuarios sean los principales beneficiarios.

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