FERNANDO G. MURIEL
Centenares de arevalenses han estado
presentes en las diferentes actividades tanto religiosas y festivas que los
salesianos de la ciudad han desarrollado para recibir la urna con la reliquia
de su fundador la Sociedad de San Francisco de Sales, San Juan Bosco.
La tarde del
miércoles, la plaza de Fray Juan Gil era un hervidero de gente, esperando a que
el furgón que contenía la reliquia del santo italiano que fundó en 1854 la congregación
salesiana, procedente de Madrid, hiciera su aparición. La comitiva estaba encabezada
por el obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, el director del colegio
salesiano de Arévalo, Antonio Esgueva y el alcalde de la ciudad, Vidal Galicia.
El momento en el
que la reliquia bajaba del furgón, mientras la Banda municipal interpretaba el
Himno Nacional, fue uno de los más emocionantes, donde a muchos de los
presentes, junto a la totalidad de los miembros de la comunidad salesiana, se
les caían las lágrimas al ver como pisaba la tierra de Arévalo uno de los
restos del fundador de esta institución, presente y activa en la vida
arevalense desde 1944.
Tras unas palabras de bienvenida, los alumnos
del colegio, condujeron en procesión la carroza que portaba la urna desde el
lugar donde fue recibida hasta el patio del colegio donde tuvo lugar una
solemne misa presidida por el prelado mirobrigense José Sánchez, emérito de
Sigüenza-Guadalajara, quien excusó la presencia del titular de la diócesis
abulense debido a compromisos por su cargo en la Conferencia episcopal. La
eucaristía estuvo concelebrada por diferentes curas salesianos de la comunidad
arevalense, y párrocos del arciprestazgo de Arévalo.
Finalizada la
celebración de la eucaristía, la coral La Moraña, que en estos días celebra sus
bodas de plata, y que nació desde la asociación de antiguos alumnos salesianos,
y tiene su sede y lugar de ensayo en el colegio, quiso agasajar a los presentes
con un recital en el que entonaron varios temas de su repertorio. Tras el
concierto, en los patios del centro se celebró una fiesta, con juegos
infantiles y castillos hinchables para los más pequeños, y una parrillada.
Las celebraciones
religiosas continuaron con visitas a la urna, una vigilia y diferentes momentos
de oración hasta que la urna partió a Salamanca a las 10 de la mañana del
jueves.