domingo, 31 de octubre de 2010

Rafael Vegas Moreno, el sacristán de Palacios, cumple 100 años en plenas facultades

FERNANDO G. MURIEL
Hoy cumple cien años, con plenas facultades Rafael Vegas Moreno, el sacristán de Palacios de Goda. Nacido en la localidad vallisoletana de Muriel de Zapardiel un 31 de octubre de 1910, su vida ha transcurrido en la abulense de Palacios de Goda hasta que hace cinco años enviudó.
Con tan sólo seis años perdió a su padre, víctima de la famosa gripe, con lo que se tuvo que poner a trabajar ayudando a un tío a guardar ganado. A los 14 años es nombrado sacristán de la parroquia de Muriel de Zapardiel, donde había sido monaguillo. Allí aprendió a tocar el órgano, afición que aún hoy conserva y sigue practicando.
Su oficio de sacristán le llevó en 1931 a ayudar en una boda que se celebraba en la vecina localidad abulense de Palacios de Goda. El párroco de esta población le pidió que se quedara como sacristán, y Rafael, que tenía un primo en el pueblo accedió a quedarse como sacristán de esta población.
Durante la época estival aprovechaba para ir a la siega, y de esta forma conseguir algo de dinero para vivir el resto del año, ya que las retribuciones como sacristán no eran muy abundantes. En esta época, un tío suyo se hacía cargo de las labores parroquiales.
En Palacios le alcanzó la Guerra Civil, y aunque hijo de viuda y varón, en los últimos veinte meses de la contienda le tocó ir a la misma, ocupando una labore de sanitario en un equipo quirúrgico en el frente de Teruel. Durante su estancia en la contienda, pidió dos días de permiso para contraer matrimonio con Florencia Luengo Gil, con quien ha compartido su vida hasta su fallecimiento hace ahora cinco años, y con quien tuvo nueve hijos de los que viven ocho en la actualidad.
Finalizada la Guerra Civil, vuelve a Palacios donde se instala definitivamente con su esposa. En 1940, se jubila el alguacil del pueblo y publica la oferta de la plaza, y Rafael Vegas la ocupa hasta que se jubila después de cumplir setenta años. Durante esta época compatibiliza su trabajo de funcionario municipal con el de sacristán y organista de la iglesia de Palacios de Goda, asistiendo a celebraciones en localidades de la comarca como las abulenses de Tornadicos de Arévalo, Sinlabajos, Aldeaseca d Arévalo, las vallisoletanas de Honquilana, Ataquines, San pablo de la Moraleja, Muriel de Zapardiel o salvador de Zapardiel; así como la segoviana de Donhierro.
A lo largo de su vida, y para poder mantener a sus hijos, ayudado por su esposa, además de las labores de alguacil y sacristán se dedicó a sembrar huertos de patatas, melones y sandías, cuyos frutos los transportaba en un carro hasta Arévalo para venderlos y así conseguir algo de dinero. De igual forma, en su casa cebaba ganado para consumo propio de carne y leche.
Vivió en Palacios de Goda hasta que su esposa falleció hace cinco años, y desde entonces ha estado con sus hijos por Olmedo, Ávila, o Madrid, donde ellos viven hasta que el pasado mes de mayo se trasladó a la residencia de San Miguel Árcángel de Arévalo, donde a pesar de su avanzada edad, y debido a su perfecto estado de salud física y mental no tuvo problemas para ingresar en este centro para válidos.