FERNANDO G. MURIEL
La Asociación Cultural grupo de teatro Mutis de Valladolid pone en escena esta tarde a partir de las 19.00 horas en el Teatro “Castilla” de Arévalo la obra infantil "Los novios de la ratita presumida".
La Asociación Cultural grupo de teatro Mutis de Valladolid pone en escena esta tarde a partir de las 19.00 horas en el Teatro “Castilla” de Arévalo la obra infantil "Los novios de la ratita presumida".
Teatro Mutis de Valladolid es una compañía creada hace más de 15 años en la capital del Pisuerga, por la que han pasado decenas de niños, que en su etapa colegial como actividad escolar escogieron el teatro, un arte con el que los pequeños de entre tres y doce años se han ido familiarizando y entusiasmando.
Se trata de una actividad que los padres escogían por muchas causas. Pero sin duda alguna, cuando un niño es muy “teatrero e hiperactivo”, los introducen en esta actividad, en la que los pequeños se sienten cómodos y en la que aprenden disciplina, a guardar silencio mientras sus compañeros ensayan, a vocalizar, a estarse quietos o moverse sólo cuando lo requiera su personaje, y sobre todo a dominar los nervios.
Otros de los niños para los que sus progenitores eligen teatros son los tímidos y callados. En este caso, gracias a esta actividad, estos pequeños que son los que mejor absorben la enseñanza aprenden. Además su timidez va desapareciendo cuando suben al escenario, por lo que su confianza en sí mismos va ganando terreno, al igual que el respeto de sus compañeros y logran una integración plena en el grupo.
De esta forma, finalizada su etapa escolar de primaria, muchos de los que quieren continuar con esta actividad encuentran hueco en esta compañía dirigida magistralmente por María Velasco.
Los Novios de la Ratita Presumida
Willy, Pizca y Lía son tres ratoncitos amigos de toda la vida hasta que se encuentran un precioso lazo azul y Lía se lo coloca en la cintura, transformándose en una ratita presumida. Se olvida de sus amigos y sólo piensa en buscar novio, Esto entristece a Willy, que está enamorado de Lía desde la guardería.
A pesar de todo,la ayudan a encontrar un buen novio. Cuentan con el apoyo de Tina la Heroína y por supuesto con la mejor de todas las ayudas, Los Niños del Público. Así descartan a Nicanor, el Perro cantor, y al Dragón Don José, nacido en Sevilla y criado en Jerez.
Y por fin llega el novio ideal, el gato Resultón. Pero… no fueron felices, ni comieron perdices.
Se trata de una actividad que los padres escogían por muchas causas. Pero sin duda alguna, cuando un niño es muy “teatrero e hiperactivo”, los introducen en esta actividad, en la que los pequeños se sienten cómodos y en la que aprenden disciplina, a guardar silencio mientras sus compañeros ensayan, a vocalizar, a estarse quietos o moverse sólo cuando lo requiera su personaje, y sobre todo a dominar los nervios.
Otros de los niños para los que sus progenitores eligen teatros son los tímidos y callados. En este caso, gracias a esta actividad, estos pequeños que son los que mejor absorben la enseñanza aprenden. Además su timidez va desapareciendo cuando suben al escenario, por lo que su confianza en sí mismos va ganando terreno, al igual que el respeto de sus compañeros y logran una integración plena en el grupo.
De esta forma, finalizada su etapa escolar de primaria, muchos de los que quieren continuar con esta actividad encuentran hueco en esta compañía dirigida magistralmente por María Velasco.
Los Novios de la Ratita Presumida
Willy, Pizca y Lía son tres ratoncitos amigos de toda la vida hasta que se encuentran un precioso lazo azul y Lía se lo coloca en la cintura, transformándose en una ratita presumida. Se olvida de sus amigos y sólo piensa en buscar novio, Esto entristece a Willy, que está enamorado de Lía desde la guardería.
A pesar de todo,la ayudan a encontrar un buen novio. Cuentan con el apoyo de Tina la Heroína y por supuesto con la mejor de todas las ayudas, Los Niños del Público. Así descartan a Nicanor, el Perro cantor, y al Dragón Don José, nacido en Sevilla y criado en Jerez.
Y por fin llega el novio ideal, el gato Resultón. Pero… no fueron felices, ni comieron perdices.