La villa de
Sanchidrián, acogió la segunda de las etapas que la III Marcha del carbón tenía
como meta en la provincia abulense. Poco antes de las doce del medio día, los mineros
accedían a la localidad, donde junto a algún vecino del pueblo, les esperaban
antiguos compañeros que desde las cuencas asturiana y leonesa se habían
acercado a esta localidad para alentar a los integrantes de la protesta a
afrontar el último centenar de kilómetros que les separan de Madrid.
Tras dejar la
autovía en la localidad de Adanero, la marcha continuó por la carretera N-VI,
donde llegaron hasta la localidad morañega, donde el alcalde, Juan Antonio
Rivero Villaverde, del PP, les recibió personalmente a las puertas de la Casa
Consistorial, ofreciéndoles el apoyo del pueblo y la puesta a disposición de
las dependencias municipales que como el frontón cubierto, donde pernoctarán,
así como el centro de día u otras instalaciones del pueblo para que puedan
hacer uso de ellas.
Los mineros
integrantes de la marcha, junto con los 80 prejubilados que habían venido
procedentes de Mieres, y otros sesenta de la asociación de Fabero, se unieron a
la columna en Sanchidrián, y recorrieron varias de las calles del pueblo,
encabezados por el alcalde del municipio, hasta alcanzar el frontón. Donde
pudieron descansar.
Nuevamente, y en
otra localidad muy lejos de las cuencas mineras de León, Palencia y Asturias,
al paso de estos caminantes, la banda sonora que acompañaba a los integrantes
de la protesta era el emotivo himno de Santa Bárbara, junto a los eslóganes que
los columnistas vocean por cuantas localidades acceden, como “Si esto no se
arregla, guerra, guerra, guerra”.
Una vez que la
marcha llegó al frontón de la localidad morañega, los miembros de la protesta
se afanaron en preparar los colchones, y asearse para descansar de una etapa
mucho más cómoda que la anterior, con sólo por la distancia, 22 kilómetros,
sino porque las nubes y unas temperaturas de menos de 20 grados han propiciado
que la caminata no tuviera la dureza de la que finalizó en Arévalo.
Por su parte, los
representantes de UGT de Ávila, obsequiaron a sus “compañeros en la lucha por
el empleo”, con 300 paquetes de galletas, que gracias a la delegación de esta
central en la factoría de Elgorriaga, la empresa les ha regalado para que se
las entregaran a los mineros. De la misma forma, UGT ha hecho entrega a los
organizadores de la marcha de vasos, platos y otros útiles necesarios para la
intendencia de la protesta.
A las siete de la
madrugada, los mineros partían de Arévalo con paso firme y decidido para
afrontar la última de las etapas por la planicie de Castilla, pues ya en la que
les conduce a Villacastín, una vez pasado el cauce del río Voltoya, empiezan
las estribaciones de la sierra del Guadarrama, con lo que los kilómetros se les
harán más cuesta arriba.
De nuevo algunos
cuadros de UGT y CCOO de Ávila se han sumado a los mineros para caminar con
ellos algunos metros. De igual forma, en la carretera los integrantes de la
protesta han vuelto a contar con el apoyo de los conductores.