miércoles, 7 de julio de 2010

Festival de orejas en la corrida del arte del rejoneo de la Feria de san Vitorino Mártir donde los tres caballeros salieron por la puerta grande

Plaza: Arévalo. Feria de San Vitorino Mártir. Ganadería: Seis toros de Luis Terrón. Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (oreja y oreja), Leonardo Hernández (oreja y dos orejas), Antonio D’Almeida (oreja y oreja). Entrada: Tres cuartos en tarde soleada y calurosa.
FERNANDO G. MURIEL
Entretenido festejo el celebrado en Arévalo el día de San Vitorino Mártir, en el que Pablo Hermoso de Mendoza, Leonardo Hernández y Antonio D’Almeida salieron por la puerta grande tras cortar siete orejas en un encierro de Luis Terrón, bien presentado y donde los astados dieron juego para que todos fueran al desolladero sin oreja.

Antonio D’Almeida, que tomaba la alternativa en este festejo, tras recibir los trastos de manos de Pablo Hermoso de Mendoza con Leonardo Hernández como testigo abrió plaza yendo de menos a más, consiguiendo encandilar a la gente con las banderillas, largas y cortas, y con la rosa. Mató de un rejonazo y fue premiado con su primera oreja tras el doctorado. En el último de la tarde, que fue el más flojo del festejo, tras una buena faena siguió cortar un nuevo apéndice.
Por su parte, Pablo Hermoso de Mendoza, en su primero se enfrentó a un toro muy parado, pero que sabía como utilizar sus escasos movimientos. Peligroso en las embestidas, esperando siempre y complicando la labor de los caballos. Tras un pinchazo, para motivarlo, dejó un rejón en lo alto atacando muy de frente, para luego simular otro con la bandera. El quinto fue más colaborador, además de mucho mejor presentado y de mejor condición. Bien en castigos y vistoso con las banderilla, a la hora de matar el toro ya estaba muy agarrado al piso y no ayudaba nada al jinete para el rejón de muerte. Pinchó en primera instancia y dejó un rejón casi entero para obtener su segunda oreja de la tarde.
Leonardo Hernández fue sin duda alguna el triunfador de la tarde, y quien lidió el mejor lote del sorteo. En el tercero una gran faena de principio hasta la muerte le hizo conseguir la primera oreja, y la petición de la segunda por la mayoría del respetable. Se cumplió lo de que no hay quinto malo, y con las ganas del pacense en conseguir el triunfo, una gran faena de principio a fin le hizo conseguir las dos orejas del toro.

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